El consumo de alcohol en la adolescencia

El consumo de alcohol entre los adolescentes es una realidad que preocupa, pero también es una oportunidad para reflexionar como sociedad. Aunque muchas veces se minimiza como algo “normal” en ciertas celebraciones, detrás de esta práctica pueden esconderse riesgos que es importante comprender y abordar con empatía. Más que señalar o prohibir, el desafío está en acompañar a los jóvenes en este camino lleno de descubrimientos y desafíos.

¿Por qué el alcohol preocupa en la adolescencia?

Para muchos adolescentes, el alcohol no solo es un elemento de diversión, sino también un símbolo de integración social, exploración y, a veces, de escape. Sin embargo, en esta etapa de la vida, el cerebro y el cuerpo están en pleno desarrollo, lo que los hace más vulnerables a los efectos del alcohol. Desde problemas de memoria y atención hasta un mayor riesgo de accidentes y conductas impulsivas, las consecuencias pueden ser más serias de lo que parecen.

Esto no significa que los jóvenes tomen decisiones “erróneas” por rebeldía o desinterés, sino que están explorando su identidad en un entorno donde el consumo de alcohol está profundamente normalizado. Como adultos, entender este contexto nos ayuda a acompañarlos de una manera más efectiva.

Comprender, dialogar y acompañar
  1. Escuchar antes de juzgar
    En lugar de reaccionar con miedo o enojo, tomemos el tiempo para escuchar lo que los adolescentes tienen para decir sobre sus experiencias y presiones. Un diálogo sincero, sin sermones, puede abrir puertas para que se sientan comprendidos y apoyados.
  2. Educar desde la información, no desde el miedo
    Más que advertirles sobre los peligros, es importante compartir información clara sobre los efectos del alcohol. Por ejemplo, explicar cómo afecta su capacidad de concentración o cómo puede alterar su juicio en situaciones importantes. Al empoderarlos con conocimiento, les ayudamos a tomar decisiones más conscientes.
  3. Celebrar alternativas positivas
    Fomentar actividades que les permitan conectar con sus amigos y expresarse sin depender del alcohol es fundamental. Los deportes, el arte o incluso pequeños proyectos grupales pueden ser formas valiosas de compartir y celebrar.
  4. Aceptar que los errores son parte del aprendizaje
    La adolescencia es una etapa de pruebas y errores. Si tu hijo o hija comete un desliz, en lugar de enfocarte en la falla, acompáñalo a reflexionar sobre lo sucedido y a buscar formas de manejarlo mejor en el futuro. Esos momentos pueden convertirse en oportunidades para fortalecer el vínculo y su confianza en sí mismos.
Un camino que recorremos juntos

El consumo de alcohol en la adolescencia no es un problema aislado, sino un reflejo de nuestra sociedad, donde muchas veces el alcohol está ligado a la diversión y los encuentros. Cambiar esta relación no implica eliminar las celebraciones, sino proponer nuevas formas de disfrutarlas con más cuidado y conciencia.

Como padres, docentes o adultos significativos, nuestra tarea no es controlar cada paso, sino estar presentes, disponibles y atentos. Acompañar con empatía, ofrecer información y, sobre todo, recordarles que pueden contar con nosotros, incluso en sus momentos de duda o error, marca una gran diferencia.

Al final del día, todos estamos aprendiendo. Si podemos acercarnos a los adolescentes desde el respeto mutuo y el amor, tendremos más oportunidades de ayudarlos a crecer de manera saludable, mientras ellos nos recuerdan la importancia de mirar el mundo con curiosidad y valentía.

En Argentina, la línea de ayuda para personas que tienen problemas de consumo de alcohol es el 141. Este servicio es gratuito, anónimo y está disponible las 24 horas del día, todos los días del año. 

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