Egresaditos

¿Primer gran paso o exceso de celebración?

Terminar el jardín de infantes es una tradición que ha ido ganando terreno en los últimos años. Con birretes en miniatura, diplomas y hasta vals con los padres. El egreso de los más pequeños genera emoción, pero también debate: ¿es realmente necesario un festejo tan elaborado a tan corta edad?

¿Cuándo comenzó esta tradición?

Si bien los actos de fin de año en el nivel inicial existen desde hace décadas, la idea de un “egreso” propiamente dicho es relativamente nueva. Con el tiempo, pasó de ser una simple entrega de carpetas a convertirse en eventos con vestimenta especial, decoraciones temáticas y hasta cenas de gala. Para muchas familias, es un momento de orgullo y emoción, mientras que otros se preguntan si no es demasiado pronto para este tipo de celebraciones.

Los protagonistas: ¿niños o adultos?

Los pequeños disfrutan el evento sin realmente comprender la magnitud del momento. Para ellos, es una fiesta con globos, disfraces y juegos, pero no necesariamente un “adiós” cargado de significado. En muchos casos, son los padres quienes viven la celebración con mayor intensidad, viendo en ella un símbolo del crecimiento de sus hijos y una oportunidad para compartir recuerdos.

¿Qué hay que organizar?

La vestimenta: Los birretes y togas en tamaño infantil se han vuelto un clásico. Algunas instituciones eligen un uniforme más simple, mientras que otras apuestan por looks que parecen sacados de una mini-graduación universitaria.

El evento: Desde actos en la escuela con entrega de diplomas hasta fiestas organizadas por las familias con música, animadores y mesas dulces. Algunos colegios incluso incorporan coreografías y videos emotivos con fotos del crecimiento de los niños.

Más allá del debate, lo cierto es que los egresos del jardín han llegado para quedarse. Mientras algunos los defienden como un lindo recuerdo para las familias, otros prefieren enfocarse en hitos escolares más significativos. Sea cual sea la postura, lo importante es que los niños disfruten el momento con alegría, sin que la presión por organizar “el mejor evento” opaque lo que realmente importa: celebrar el crecimiento y los primeros pasos en la vida escolar.